Hago hoy balance de mi "progreso 2.0" desde que hace un mes RED dio el pistoletazo de salida de mi protagonismo en este mundo. La vida real (entiéndase la que no es 2.0) exige plazos más amplios para valorar avances y resultados; pero en las redes sociales todo va más deprisa (ir rápido no siempre es mejor, pero la velocidad es sólo una referencia medida entre dos puntos, como los rádares de tramo).
Una sola frase a modo de eslogan o lema me sirve para resumir este mes: de la desorientación a la utilidad.
Ahora tengo un blog. Durante el día, en cualquier momento o lugar, vivo algún acontecimiento o simplemente paso por allí y de repente pienso ¿podría escribir algo sobre esto en el blog?
Formo parte de Twitter y de Facebook, y he sido capaz de crear una wiki con más compañeros. En ocasiones percibo que voy más despacio que algunos de ellos y seguramente no tengo todavía mucho novedoso que aportar.
Aunque no tengo la costumbre de contarlo a mi entorno más próximo, todavía, cuando se me escapa, me da la impresión de que es frecuente que cualquier actividad de protagonismo en la web se relacione con chatear, con recelos y ¿pero con quién estás hablando?
Esto no deja de recordarme a los de "¿para qué queréis esto? ¿para ver tías en bolas?"; fueron expresiones de algunos jefes cuando hace ya un década les intentábamos convencer de la imprescindibilidad de disponer de conexión a Internet en el trabajo.
Lo más difícil será volver a convencer a los de "las tías en bolas" de que las posibilidades de la web 2.0 son irrenunciables para cualquier organización, pública o privada, nueva o consolidada, conservadora o vanguardista.